jueves, 24 de mayo de 2007

RESCATANDO PROCESOS, CASO 1: CLEMENCIA ECHEVERRI

Por: Paula Valenzuela

Lo que me propongo con este escrito es presentar un referente, una ayuda para los estudiantes de artes o todos aquellos que apenas empiezan a conocer el amplísimo mundo del arte y que se interesan por crear. Recojo las palabras de una artista en particular, Clemencia Echeverri, y me interesa resaltar su proceso, cómo ella ha solucionado la dificultad de empezar a crear y todo lo que esto implica: elegir temas, materiales, espacios y darle forma a una obra que consiga presentar un enfoque distinto del tema elegido, que técnicamente sea expresiva y de buena factura y que logre, en relación con el espectador, afectarlo de tal forma que ese nuevo lenguaje al que se aproximó le represente un descubrimiento, una sensación o posiblemente una reflexión.

El problema de empezar

El estudiante de artes visuales se enfrenta siempre al lienzo, archivo, bitácora o similares, en blanco. Pueden existir muchas inquietudes e ideas, pero ¿cómo manifestar todo eso técnicamente y lograr que conceptualmente funcione? Algunos habrán empezado su proceso en las artes a partir del estudio de obras de artistas que les llamaron la atención por sus temas, enfoques o calidades técnicas, en otras palabras, tendrán referentes. Otros en cambio, habrán experimentado directamente con el dibujo, la pintura, la fotografía, el video, etc. de manera empírica antes de su ingreso a la academia, lo que les permite empezar con ciertas conclusiones o reflexiones acerca de los procesos del artista que ya han ido construyendo a su manera. Sin embargo, existe el caso más difícil, en el cual el estudiante está lleno de cosas por comunicar pero por falta de referentes o de experimentación propia, simplemente no sabe cómo hacerlo.

En mi propia experiencia como estudiante de arte he descubierto que es esencial conocer los procesos de los artistas para tener al menos una idea de cómo proceder. Observar el camino que otro artista siguió, en varios casos a partir de procesos sucesivos y con un orden o intenciones muy claras, permite descubrir que la creación de una obra implica etapas, investigación técnica y teórica, y que hay múltiples maneras de llegar a un buen resultado, es decir, no es un proceso rígido en el que hay que seguir reglas fijas, pero que sea cual sea el elegido, hay que tener un orden y estar alerta para descubrir todo lo que va surgiendo durante la creación y que aporta, reafirma o modifica los objetivos del proyecto y le van dando forma.

Un modo de trabajar
La primera reflexión: ¿qué me representa el Arte?

Con el objeto de ayudar a esos estudiantes que aún no han hallado sus propios procesos creativos, presento entonces algunos testimonios de Clemencia Echeverri, artista caldense que inicia con la pintura y la escultura y recientemente se interesa por la videoinstalación, acerca de la realización de sus obras en las diferentes etapas del proceso creativo.

Para empezar, hay que tener en cuenta una noción básica: qué piensa una artista de gran experiencia, acerca del arte en sí:

El ejercicio del arte nos permite hacer visibles situaciones, sentimientos, percepciones, que en otras condiciones no podrían verse. Podríamos situar la creación en un espacio donde el artista se encuentra atrapado entre un conjunto de imposibilidades de muy diverso tipo. Este proceso consciente de ser atrapado por sus propios miedos y deseos lo violenta, lo expone a manifestarse. Este ejercicio del arte está localizado en una liberación de la vida allí donde se encuentra limitada, atrapada. 1

Esta primera reflexión me parece esencial para tener en cuenta. El arte se trata de hacer visibles múltiples eventos, de hacer énfasis en un punto importante que debe darse a conocer. Estaríamos hablando entonces, de la elección de los temas. Y una posible respuesta está en esa idea de partir de un concepto que el artista necesite manifestar, una inquietud que lo impulse a crear.

El arte en su complejidad apunta además hacia varias direcciones:

Parecería, y voy a atreverme a mencionarlo, que desde el Arte tendríamos que ir hacia una resistencia de lo inmediato, una resistencia hacia el trabajar paralelo con la realidad de la información para abrir vuelo hacia una dimensión de centro móvil del espacio que nos rodea y penetrar en una realidad alternativa que posea todos los atributos de la realidad “objetiva y verdadera”. Que pueda atravesar la poética, donde se presente un constante ir y venir, un vaivén de allá para acá y viceversa, es decir, un movimiento que no está vinculado a fin alguno pero que más que nunca pertenece a la vida.2


Se trata entonces de una mirada al arte desde su conexión inevitable con la realidad, con la vida. Pero menciona también la idea de resistencia y así separa al arte del modo tradicional de presentar la información que tienen por ejemplo los medios de comunicación. Desde allí, el arte sería un espacio aparte, una realidad alternativa o lugar para detenerse y acercarse al mundo desde un rincón sin explorar, o que aún cuando ya ha sido revisado, presenta aún información valiosa para comunicar, el lugar del lenguaje poético. Además, se refiere al arte como un ir y venir, lo que implica un proceso no lineal que permite regresar, reevaluar, reconstruir.

La responsabilidad con el entorno


Desde la mirada de Clemencia al arte, es posible notar la relación constante con la realidad por parte del artista. Como individuo que hace parte de una sociedad, el artista no puede estar aislado, en su proceso de comunicar, de lo que lo rodea. Esta es una opción en el momento de elegir qué conceptos tratar al realizar una obra y para Clemencia es fundamental:

Un artista no puede conformarse con realizar una obra únicamente soportada en el yo, soportada sólo en sus dificultades, en sus recuerdos. Por el contrario, se nos exige enfrentar un proceso liberador de esa vida de lo colectivo que ha sido aprisionada por ella misma.3

Hasta aquí ya es posible ver dos tipos de preguntas o reflexiones previas a la creación, la pregunta por lo que el arte implica y significa, y la del artista como perteneciente a un grupo social y su “misión” o tarea dentro del mismo. Clemencia, por su parte, está en cada obra muy ligada a lo que ocurre en el país y refleja su posición crítica frente a los medios de comunicación:

Estoy convencida que el espacio de la imagen simbólica se ha ido viendo desplazada por la imagen mediática. Este desfase del imaginario entre nosotros acrecienta la desconfianza, la potencialidad violenta y la perdida de autoestima.4

Y refuerza su posición frente a lo que ha quedado del país:

(...) hoy en nuestro país, no hay sonido de pájaros, ni cielo, ni mar abierto, ni sol, ni bosques, ni quebradas, ni viento, ni silencio. (...) Para mí la realidad suena de manera perturbadora, hay lamentos, color rojo, lugar oscuro, exceso de voces, encierro, sonido que rasga, que corta, agua caudalosa, vértigo, pérdida, intentos fallidos (...).5

Es así como en la obra de Clemencia, hay una intención por reflejar esas situaciones que se viven a diario en el país con una fuerte carga violenta, y que ella explora a partir de eventos cotidianos como el entorno familiar, o las fiestas populares. Pero siempre está esa conexión con la realidad del país y por allí mismo, con la violencia. Se vuelve un tema necesario que rige sus obras como parte de su percepción del artista comprometido con su entorno.

La necesidad de involucrarse

Otro momento fundamental en el proceso de creación es el encuentro con uno mismo. Aparece en consecuencia, la necesidad de cuestionarse e indagar para llegar a asumir una posición frente al tema que se haya elegido tratar. En este punto es común recurrir a la memoria y a las anécdotas. Por otra parte, viene la etapa de involucrarse con la obra y con la investigación que en el caso de Clemencia se da de una manera muy activa y específica según el proyecto.

Para Clemencia es importante desde lo individual reflejar el sentir colectivo:

Cuando dibujamos, pintamos, filmamos, grabamos, cortamos, escribimos, componemos, revelamos una potencia de vida que se resiste a contenerse. La obra así le permite una salida a la experiencia, al pensamiento. Una vuelta del hombre sobre sí mismo, un descenso a su propia interioridad evitando y dejando de lado las fijaciones discursivas y externas para regresar y generar el puente de lo colectivo hacia la generación de transmisiones simbólicas revelando una determinada temporalidad y especialidad.6

Así, además de una continua introspección hay una unión con lo colectivo para que la obra no se cierre a un concepto muy propio sino que pueda comunicar de forma efectiva una problemática colectiva pero desde la visión individual.

Pasando al proceso creativo, es útil mirar casos específicos del modo de trabajar de Clemencia. Para esto, me referiré a tres obras puntuales de las que ella relata su experiencia. No me propongo describirlas haciendo un análisis formal,presento únicamente los casos desde la mirada del proceso seguido por la artista para su elaboración:

Con la obra “Casa íntima”, realizada en 1997, se dio un proceso muy interesante por su fuerte carga inicial de realidad. Al enterarme de la demolición inminente de una casa del barrio Chapinero de Bogotá, que había sido habitada por varias generaciones de una misma familia, me di a la tarea de conocer lo que allí se removía. A lo largo de un año visité y conversé con la madre, sus tres hijas, amigos, inquilinos que por allí pasaron alguna vez. En una primera etapa trabajé con una mirada meramente documental, realicé entrevistas, grabé escenas cotidianas, el trasteo y la demolición, para luego convertir todo éste material en una obra de cuatro videoproyecciones en simultánea donde esperaba que el espectador, al localizarse en el centro de la sala, experimentara un estado de pérdida y violencia familiar y urbana.7


1*
Casa íntima, 1998



Este testimonio recoge las diferentes etapas del proceso y ayudan a entender cómo se va configurando su manera de proceder. La elección del tema en este caso, parte de una anécdota que la afecta y la motiva a indagar más, a tal grado que se le convierte en una obsesión que la lleva a pasar un año entero recogiendo testimonios, tomando registro de los lugares, etc. Considero entonces que en el momento de crear tal vez la parte más importante es la motivación, el impulso, y que una vez que éste se manifiesta, todo se va encadenando, se va reuniendo el material, y luego se pasa a pensar cómo transmitir todo eso al espectador.

Otro caso en el que Clemencia relata cómo se va configurando la obra a partir de una motivación inicial es el de Exhausto aún puede pelear:

2*
Exhausto aún puede pelear, 2000


Lo que marcó mi interés fue, particularmente, una sensación acumulada y vivida por mucho tiempo frente al estado en que hemos convertido el país, ahora en permanente conflicto, en estado de guerra, para manifestar que la pelea nos define, que tenemos en ella arraigo y que construye parte de nuestra naturaleza. Esta incomodidad movilizó mi curiosidad e inicié un proceso de trabajo que definió lugares para su investigación: me desplacé por galleras en varias ciudades del país, por lugares de entrenamiento de boxeo, lucha libre, etc. Recogí éstas experiencias con la imagen en movimiento y el sonido. Al verificar el material identifiqué, por ejemplo, que la pelea a pesar de su evidencia, ocupa un lugar escondido, atrás, ciego. Inicié entonces un proceso experimental en el taller que consistió en rayar, frotar, oír la espuela sobre la pantalla, etc, para así identificar y definir la concentración de imágenes y sensaciones fundantes que definieran en gran medida la obra.8

De nuevo, y particularmente por tratarse de un medio como el video, hay una constante revisión, no es un proceso lineal , está permitido devolverse y reevaluar lo recogido en la investigación. De esta manera, y con el amplio trabajo de campo por el cual dicha revisión se hace necesaria, van llegando las respuestas que van dando forma a la obra. En cada momento del proceso hay preguntas que se van resolviendo a medida que se avanza, hay una percepción en el momento de la motivación inicial, otra diferente durante el trabajo de campo y una última ya en el taller.

Un tercer caso es el de Apetitos de Familia, una obra muy particular pues aquí se refleja aún más el proceso de involucrarse desde una introspección:

En “Apetitos de Familia”, obra que realicé en 1999, me propuse desarrollar, a partir de la celebración del año nuevo en familia, la experiencia del sacrificio del cerdo como una costumbre de orden social y que encauzamos a través del rito. Luego de realizar un detallado documento en vivo me di a la tarea de indagar constantes que identificaran la imagen o el problema central. Para ello procedí a familiarizar y desfamiliarizar el material fotográfico y de video, hasta que evidencié la necesidad de tocar algo perdido: la familia.9

3*
Apetitos de familia, 2007, Fundación Gilberto Alzate Avendaño


Es para mí el caso más impactante, pues se trata de exteriorizar una anécdota personal, familiar, y desde allí pasar a una reflexión de la violencia en lo colectivo, siempre a partir de lo cotidiano y aparentemente “simple”. Es un proceso donde el artista se despoja de sus experiencias personales y las entrega al espectador para contribuir con la reflexión sobre actitudes generales.

La motivación personal, la esencia de la obra

Para concluir esta revisión sobre el proceso, con la intención de que sirva como una herramienta para los estudiantes que se proponen empezar a crear, quisiera hacer énfasis en que toda obra no se lleva a cabo sin que exista una inquietud, una motivación, miedo o fuerza dentro del artista. Es por esto que para poder llenar ese espacio en blanco vacío, es necesario pasar primero por un cuestionamiento interno que lleva a encontrar un tema y desde allí a los diferentes momentos: investigación, trabajo de campo, reconstrucción en el taller, finalización de la obra para el público.

Es un encuentro de cuidado:

Yo creería que lo más difícil pero necesario, es oírse uno mismo. Le temo a relatos evidentemente personales y en exceso autobiográficos; busco lo propio y al mismo tiempo su doblez como espejo.10

Esta advertencia es importante ya que si bien la introspección es esencial y rige de alguna manera todo el proceso creativo, no hay que caer en lo autobiográfico sino lograr que esos hallazgos en lo personal se traduzcan en un mensaje más amplio.

Clemencia hace énfasis en la mirada, exigencia y a la vez fortaleza fundamental del artista:

Cuando hablamos de arte en lo primero que se piensa es en lo visual. La pintura y la escultura son llamadas las artes visuales. Lo visual históricamente ha sido la respuesta dominante del público ante el arte. La mirada tiene un sentido poético y creativo que no tiene lo físico de la visión. El mirar nos localiza en el lugar del habla, del pensamiento, de la sensación, de la emoción. De esta manera lo que deseamos es lo que percibimos. La mirada supone la voluntad de impregnar de nuestra esencia todo aquello en lo que pensamos, de lo que hablamos, lo que nos hace sentir, para prolongar de este modo nuestra epidermis mucho más allá de donde termina nuestro cuerpo.11

Ya hemos visto un modo de trabajo que puede servir de herramienta para empezar. Pero considero que lo fundamental en un proceso creativo es evaluarse a sí mismo para desarrollar un tipo de mirada propio, y a partir de esas preguntas personales, la obra se va configurando casi por si sola; sin embargo, siempre es útil apoyarse en múltiples referentes como en el caso que aquí presento.


Notas
1 Echeverri Clemencia, Imagen y Acontecimiento .Magazín Dominical (El Espectador) No. 841 ( Jun 27, 1999 ) pág 9.

2 Echeverri Clemencia, Imagen y Acontecimiento .Magazín Dominical (El Espectador) No. 841 ( Jun 27, 1999 ) pág 8.

3 Ibid, pág 9.
4 Otras miradas. Exposición itinerante otras miradas (Bogotá), Ministerio de Relaciones Exteriores, Bogotá, 2004, pág 80.

5 Rodríguez, Marta, Clemencia Echeverri, Arte en Colombia, No. 99 (Jul./Sep. 2004), pág 89.

6 Echeverri Clemencia, Imagen y Acontecimiento .Magazín Dominical (El Espectador) No. 841 ( Jun 27, 1999 ) pág 9

7 Cal y Canto: Clemencia Echeverri, Museo de Arte Moderno de Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 2002.

8 Cal y Canto: Clemencia Echeverri, Museo de Arte Moderno de Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 2002.

9 Cal y Canto: Clemencia Echeverri, Museo de Arte Moderno de Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 2002.

10 Cal y Canto: Clemencia Echeverri, Museo de Arte Moderno de Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 2002.

11 Echeverri Clemencia, Imagen y Acontecimiento .Magazín Dominical (El Espectador) No. 841 ( Jun 27, 1999 ) pág 9.


*Imágenes

1 : Tomada de http://universes-in-universe.de/car/habana/bien7/casona/s-echeverri.htm
2: Tomada del artículo Clemencia Echeverri, de Marta Rodríguez en la revista Arte en Colombia, No. 99 (Jul./Sep. 2004), pág 89.
3 : Archivo personal.

Bibliografía

- Otras miradas, Exposición itinerante otras miradas ( Bogotá), Ministerio de Relaciones Exteriores, Bogotá, 2004.
- Audiovisual: Entrevista en el programa Plástica, transmitido por Señal Colombia en el 2005.(Grabación de mi archivo personal).
- Cal y Canto: Clemencia Echeverri, Museo de Arte Moderno de Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 2002.
- Echeverri Clemencia, Imagen y Acontecimiento. Magazín Dominical ( El Espectador) No. 841 ( Jun 27, 1999) pág 7-10.
- Rodríguez, Marta, Clemencia Echeverri, Arte en Colombia, No. 99 (Jul./Sep. 2004), pág 89.

Para conocer más sobre Clemencia Echeverri y sus obras, visita :
http://www.quiasma.org/clemenciaecheverri

1 comentario:

bryan dijo...

me parce, interesante la forma en la que se desarrollo el texto
siendo coherente, llevando un ritmo adecuado del escrito; sin dejar de lado puntos que tal vez pueden parecer pequeños, pero que en realidad son muy importantes.